Por qué tu piscina es el lugar perfecto para meditar

En los últimos años la meditación ha despertado un gran interés. Quienes meditan con regularidad descubren que esta práctica alivia el estrés.

Otros beneficios son la mejora de la memoria, la mejora del sueño y el control de la depresión. Parte de lo que hace que la meditación sea tan popular es que puede practicarse en cualquier lugar: en la cama, en el coche, en un banco del parque o incluso en el sofá. Sin embargo, para los más afortunados, una piscina es el lugar perfecto para meditar de forma habitual.

 
Menos distracciones

Nuestras vidas de puertas para adentro están llenas de distracciones: el sonido de la secadora, los niños reclamando nuestra atención, el tic-tac del reloj. A veces, incluso parece imposible encontrar un entorno tranquilo para pensar. Estas distracciones pueden hacer que la meditación dentro de casa sea más difícil. Por eso la meditación al aire libre es ideal, especialmente para los principiantes que están iniciándose en ella. Meditar en el exterior puede proporcionar un entorno más natural, sereno y tranquilo para profundizar en la práctica, sin las habituales distracciones del hogar.

Estar al aire libre es bueno para nosotros

Pocas cosas son más rejuvenecedoras y divertidas que pasar tiempo al aire libre. Pero pasar tiempo al aire libre no solo es divertido, sino que es bueno para nosotros. Además de tener menos distracciones, puede mejorar nuestra salud y aportarnos felicidad. Junto con los beneficios de la meditación, dedicar unos minutos al aire libre a la respiración profunda y a la introspección puede mejorar directamente nuestro estado de ánimo. Según un artículo de 2019 publicado en el International Journal of Environmental Health Research, incluso 20 minutos al aire libre pueden mejorar nuestro bienestar. Según este estudio, las personas que paseaban en los parques experimentaron una mejora significativa del afecto y la satisfacción vital después de ese tiempo al aire libre.

 El agua es relajante

Tómate un segundo para imaginar el sonido del agua. Piensa en las olas rompiendo en la playa o en el sonido de la lluvia golpeando tu ventana. Para la mayoría, estos sonidos provocan una relajación casi instantánea. Si tienes la fortuna de ser el propietario de una piscina, conoces la sensación de calma que produce estar cerca del agua. Algunos estudios han demostrado que los sonidos que produce el agua pueden ser extremadamente relajantes, gracias a su armonía y a que el cerebro interpreta que no representan una amenaza. Además, se ha demostrado que el movimiento del agua ralentiza las ondas cerebrales. Si practicas la meditación junto a la piscina, podrás sentir una calma absoluta.

 El agua nos transporta

Según el autor e investigador Wallace J. Nichols, la sola presencia del agua puede ayudar al descanso. Según Nichols, «cuando nos alejamos de nuestras estresadas vidas y nos adentramos en la naturaleza, experimentamos un cambio. Fisiológicamente nuestros cerebros y nuestros cuerpos cambian. Nos relajamos, y la calidad de nuestro pensamiento se transforma. Se activa una red cerebral diferente que está preparada para un tipo de pensamiento completamente distinto, mucho más introspectivo», y esa introspección es ideal para la meditación.



 El agua nos da sensación de vacaciones

Pocos lugares son tan relajantes y tranquilos como unas cálidas playas de arena. Aunque la mayoría de nosotros no tenemos la suerte de vivir en islas desiertas ni cerca de playas impresionantes (¡ya nos gustaría!), nuestra piscina puede ser una gran alternativa. Pasar un rato meditando cerca de la piscina te puede ayudar a sentirte tan relajado como si estuvieras de vacaciones, sin tener que salir de casa.

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